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Mostrando entradas de febrero, 2010

La Capilla del Hombre

El Cuadro a la izquierda se titula "Pinochet" se encuentra en exposición en La Capilla del Hombre y fue pintado por O. Guayasamin. (yo no tomé a foto) " ... La desaparición, la angustia, la desolación, invaden los rostros de estas mujeres, madres, que ven a sus hijos fusilados por la espalda en las grandes ciudades del tercer mundo; de niños con sus ojos, sus hígados, sus corazones arrancados para ser vendidos al mejor postor; sus hijos, sus nietos, víctimas de violaciones, de la tortura política, de las dictaduras militares, civiles, o de la guerra. Millones de niños que mueren de hambre o de enfermedades facilmente curables, sin escudo, sin hogar, diambulando por las calles o la tierra seca; niños viejos, sin un día de alegía, con sus grandes ojos húmedos, brillantes de tristeza: víctimas, que ni siquiera entienden su dolor... ¡solamente el miedo! Guayasamin Tal vez fue el momento, las demás obras que abruman los sentimientos. La lúgubre naturaleza realista de aquel lu

Empero Humano

La misma canción se repite toda la noche, bajo el volumen un poco. Una y otra vez suena la canción, como metralla contra la maldita depresión. El insomnio empieza a dar tregua, la melodía ha dado resultado. Amanecer para volver a empezar. Empezar, por la noche la misma dosis para esperar a ternimar. Terminar. Imaginando lo inimaginable, pensando lo impensable. Que pasaría si... Más fácil es escapar, dar el paso al vacío. Pero yo no se de los aficionados a escapar, prefiero sentir lo asfixiante; llorar, pero jamás dejar de sentir todo por completo.

Te la Creiste

Al contrario de lo que dirían mis amigos, no voy a escribir sobre como bailando bajo la lluvia, su pelo mojado me amordazaba el cuello sin dejarlo virar para quitarle la mirada de encima, ni como mis pies, ya arrugados, deseaban que los de ella no estén con frio. Tampoco escribiré del breve roce de las miradas que empapaban más que la misma lluvia. ¡Peor aún! de cada gota que corría entre sus dedos y, cayendo al suelo ansiaban evaporarse para volver a caer; jugándose la lotería esperando volver a caer sobre ella y transar dos veces por la misma piel. No, no voy a escribir sobre aquello. Tratar de describir su riza entrando por mis oídos, se me hace muy difícil, pero todavía lo puedo oír. Con mucha suerte su aroma, todavía cruza por delante mío, y yo, tratando de encarcelarlo. Como van a creer que voy a contar todo lo demás, si ocurrió lo anterior.