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Mostrando entradas de 2018

La Moda No Incomoda

Ya nos pasó con la "serie" (digo serie, porque me han hecho caer en cuenta que es la palabra unisex para novela ) de Luismi, o como le dicen ahora tantos fans que tenia de toda la vida "Micky Rey".  Todos tenemos ese amig@ -digo @ porque Se Jodió el Paseo no discrimina y reconoce que la novelería trasciende géneros- que cuando empezaba a menear la pelvis al los melódicos ritmos luismigueleños en los matrimonios (porque eran los únicos lugares donde se escuchaban) gritaba "ME ENCANTA MENUDO" pero ahora no, no señores... ahora su spotify ha desplazado su límite de descargas y se ha colmado de hitos trascendentales del maestro Armando Manzanero con la privilegiada voz de Luis Miguel. Todo bien grandes hitos, no se ofendan los fans de siempre que con ustedes no es el drama.  Nos habría pasado con anterioridad con las numerosas giras de Sabina. Justinbiebereños -o como se decían ellos-  Believeres, transitando por Calle Melancolía negándolo todo, porque la

El Aire Encajado

Alguna vez me enseñaron que cuando tienes un gas atravesado se le dice aire encajado. Creo que el término técnico sería obstrucción intestinal, algún lector médico hará el favor de aclarar. En todo caso mi afán no es detenerme en los tecnicismos de los pedos. Sino de los tecnicismos de las relaciones y los pedos. Tal vez una de las preguntas más frecuentes por parte de los amigos cuando una pareja empieza a salir es ¿Y ya se tiran pedos? O tal vez solo sean los entrometidos, desagradables de mis amigos... O yo.  Es difícil porque hay parejas que llegan a casarse y aún les da vergüenza este natural fenómeno. No quieren que su pareja sepa que son humanos, puede ser, o son un poco menos toscos que yo. Digo yo, no porque sea de esos que le dice a su pareja -jálame el dedo- y al jalar suelta uno de aquellos sonoros conciertos de viento; sino porque este tema fue advertido al principio de la relación, en la etapa de conocerse -ve... No te asustes si algún rato me tiro un pedo, es po

Aristocracia Social

Para mí no hay otra forma de ponerlo. Las redes sociales -ahora con segmentos aristocráticos- han dejado de unir personas, y por un brillante efecto del marketing, han separado grupos en grupos más pequeños. Qué la verdad... la verdad, me tiene sin el más mínimo cuidado. O sea, al Tata le vale ser o no ser, pertenecer o ser aislado. Nunca he pensado -ah esta persona es de los trikilikitikis entonces debemos hacer beneficios especiales para ellos o hacer negocios exclusivamente con ellos- ni jamás se me había ocurrido imponerle a alguien que me dé descuento en su establecimiento o negocio, ni por ser familia, peor amigo y más remoto aún exigir porque estamos dentro del mismo grupo de dentro de una red social.  Pero allá ellos o ustedes si son parte o pertenecen. El colmo del este fenómeno social es un evento que me picó la lengua, razón por la que me rasco en estas breves líneas.  Estaban dos sujetos en su carro tranquilos transitando cómo se debe hacer para dar uso al automóvi

La Comisaría

En mis tiempos de chasqui judicial, un día viví tal vez la más repugnante experiencia en una institución pública (o cualquier lado). No se confundan, me atendieron muy bien, obtuve mis resultados favorables en la tarea encomendada, no por nada me decían ""Mensaje a Garcia". Mi experiencia repugnante, y advierto, me vino a la memoria para iluminar nuevamente estas páginas, y si son asquientos... no lean más.  Un joven apuesto pasante, punto en blanco -con los ternos heredados de todos los tíos- de esos ternos que los pantalones son 39 y el sastre hizo milagros para dejarlos en un esbelto 33 cuando yo era 30. De esos ternos que los hombros no se pueden meterme más y las mangas me llegaban casi a los codos. Las corbatas -trofeos de hippsters- que aún no existían, regaladas no... olvidadas en el fondo de los armarios con diseños de los ochentas tomadas por mi mamá diciendo -¡pero si está hermosa! Y va con todas tus camisas-, las camisas si eran mias pero de cuando tenía quin

Cerveza o Retenciones

Porque esto es así... A unos los días les pasan más rápido y se adelantan, a otros les pasa más lento y no se igualan y a otros prudencialmente al ritmo 1:1, un día a la vez. Pero no se lanzen piedras por estar a destiempo. Busquen sus áreas comunes y ahí disfruten. Cómo cuando en las reuniones de 10 años de graduados (si tuvieron) de lo único de lo que se puede hablar es de las gloriosas salvajadas de la adolescencia, porque al hablar de cosas serias a uno lo ven y dicen -y este yo lo veía prendiendo camaretas con el cigarrillo en la boca y me va a hablar de la tasa de depreciación- ¡no jodas! Sobre todo cuando un compadre, viene con la novedad que se hizo cirujano...¡Oh gran señor cirujano! Y por mi cabeza pasan imágenes de este individuo colgado de una viga boca abajo tomando aguardiente regandose encima todo, y feliz, orgulloso... ah y con un cigarrillo en cada mano. O aquella vez que en su casa amaneció sentado en la sala un afamado personaje de una cadena de hamburguesas -no pued

FINITO

Llegábamos a la estación de tren a la tarde, hambrientos, sedientos (no puedo decir insolados porque nos llovió en la playa) pero entusiasmados de conocer, saborear y todo lo que ser turista conlleva.  Habíamos vuelto a la Spezia, pueblo satélite de Cinque Terre, y ojo, no digo esto para que digan -vele vele vele que viajado- sino para que contextualicen lo que les voy a contar.  Como les dije llegábamos de la playa y nuestro hospedaje por un error de cálculo -¿error? no, digamos, negligencia de cálculo- quedaba a cuarenta minutos en un bus microscópico en dirección opuesta al mar. Este "error" me llevó a sugerir a mi colega de viaje que vayamos al supermercado para llevar alimento y bebida y no tener que volver a comer algo por el centro en esos microscópicos buses.  Ninguno de los dos habla italiano por lo que la comunicación con los lugareños se volvía una barrera, e ignorando donde quedaba un supermercado se me ocurre -Entra tu a esa tienda, yo a la de al lad

Nada como una buena fila

Nada, pero nada... como una buena fila. Y es que en mi lindo Ecuador las hay de todas las formas, la gente parada, sentada, arrimada o mi favorita, simplemente aglomerada a la buena de Dios, apegándose milimétricamente al compañero de al lado, de al frente, de abajo; y, así todos respirandose unos encima de otros, todos encima del que está más adelante. Agradezco que ayer, no fue esta mi situación, sin embargo, no dejó de ser tan incómoda y desagradable, digna de apilarse en las paginas de Se Jodió el Paseo. La fila que me tocó ayer. Asistiendo a una de esas "Citas" de las embajadas, que lo único que significa es -venga a esta hora, pero igual llegue más temprano, párese en la calle, insólese y, como no, haga fila afuera hasta que los hagamos entrar como ganado-. Es que no encuentro otra manera de relatarlo sin ser despectivo, perdón, tan despectivo. Llegué anticipándome a las circunstancias ¡media hora antes de la hora a la que me habían citado! Qué pendejo. Llegar

Con la Pólvora Seca

Uno, uuuuno, uno... dosss, dos, dos. ssssuave, sssssuave, sssuave... !probando¡ ¿Se escucha? Bueno, creanme que quiero, quiero y no me sale. Estoy con todas, pero todas las ganas de dejarles algo para leer esta tarde, pero me siento a escribir y no me sale.  Habitualmente apenas lanzo alguna que otra pendejada en el lienzo, por ahí nace un garabato de aquellos que tanto disfrutan. Hoy; nada. Seco. Como tomarse una aspirina sin sorbo de agua.  ¿Tengo historias, anécdotas? naturalmente a mi no me dejan de pasar las cosas. Lo que me deja de pasar es distinguir cuáles son publicables y cuáles me las tengo que guardar. Ya me imagino ciertos personajes -publica todo Tata no jodas- pero guardemos la compostura !JA¡ no, como van a creer. Eran las vísperas del día más esperado del año, tal vez de sus vidas. No creo que se les olvide esa fecha. Bueno el punto no es ese, como les contaba. El domingo que pasó, yo, con todas las ganas de dominguear; almuerzo con la familia, pas

Mis Momentos Felices

-Mis, momentos felices Tata. No los tuyos- Empezó de esta manera la historia que me contaba uno de los más ilustres personajes de las páginas de Se Jodió El Paseo. En Capelo, una región del campestre Valle de los Chillos, existía una guardería “Mis Momentos Felices” a la que asistían los críos Del Hierro de varias sepas. Iban, como contaba uno de ellos, una mañana en el antiguo jeep del Kiko, y otra en el Suzuki Forza del Pablón. Eran cuatro los críos. En el viejo jeep, en el asiento de adelante conducía el Kiko y, en orden de estatura, no de edad, Anres, Rafa, ñaño Juan y nacho acompañaban; iban todos delante porque en la segunda fila viajaban cómodamente los tanques de la leche. Naturalmente en botas de caucho y cantando a viva voz -¡que pise el hueco, que pise el hueco!- ya que en los asientos desgastados del jeep cada bache ocasionaba que los niños salten hasta golpear el techo y evidentemente desencadene risas hasta que duela la panza. En cambio en el más pequeño Susuki, por mucho

Incongruencia

Estaba en Isabella en Galápagos. Eramos un grupo de unas 30 personas de unos 5 países. A media tarde, a la hora en que el hambre es veneno, decidimos ir en grupo al clásico local de comida costeña. El local era humilde, las mesas y sillas eran de caña, no había sino una sola mesa grande en forma de herradura, los que habíamos ido tomamos asiento y esperamos que llegue el mesero.  Para que haga sentido lo que les voy a contar, tienen que saber que entre las personas que estábamos había una notoria socialista del XXI, de la Revolución Ciudadana. Se tomó el tiempo de hacernos saber y resaber a todos que ella era parte del ese movimiento, acentuando en cada conversación, gesto y expresión su socialismismo, su revolución ciudadantez ¿Si me explico? Al llegar el mesero, con esa parsimonia que caracteriza a quienes nunca han tenido un apuro, una urgencia en la vida, nos supo explicar que a parte del menú que estábamos ojeando, podíamos pedir langosta. Una muy llamativa sugerencia del

Alguna vez... alguna

Alguna vez, alguna. Se despertaron con insomnio y lo único que querían era alguien con quien hablar, desahogarse. A quien contarle, sin que te diga que hacer; tus angustias. Alguien que no de consejos, alguien que escuche y no juzgue. Alguien que los acepte y los aprecie. Los ame y los reciba.  Alguien que sea su pañuelo sin secarles las despedida.  Su oido, su refugio su escapada. Le debo diez mil entradas en este blog a este sujeto que tantas carcajadas me ha pintado. Un infallable, un intachable un... ¡que carajos! Un hermano. Alguma vez, alguna... se preguntaron qué significa la amistad... pues sea los digo: es injuzgable, le fallas una vez, el te responde dos mil a uno. El campo, las vacas, los caballos y las motos... los cuentos de hadas, y buscas pero no encuentras el significado de amistad, amigo. Alguna vez, alguna, me pregunté... y la vida me respondió: Rafael Felices 30, yo ya te cojo y el Egas ya mismo.