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Mostrando entradas de 2019

La era del Ofendimiento

La verdad es que hablar de cosas como eso sin que alguien se ofenda, o me cuelgue de los pulgares a esta altura del siglo XXI es imposible. En estos tiempos donde todos son activistas activos fervientes de causas que si, o no les conciernen; no se puede tener una postura pública conservadora liberal izquierdo derechista sin, que la sobre estimulación informática mediática nos vuelva terrorista de alguna causa. Porque además no se puede ser tibio, la sociedad espera que protestemos posteando dando likes y compartiendo, virtualizando los espacios de debate y nos lancemos piedras informáticas. Tenemos que tener una postura, si señor. Tenemos que tener convicciones; pero sobre todo tenemos que tener las mas efusivas ganas de mantener la armonía y aceptar que no todos están obligados a pensar como nosotros. Debemos ser tolerantes y debemos aceptar que si tenemos posturas conservadoras; los todo-tolerantes pro-todo, van a ser los primeros en intolerarnos. Los openmind nos closeminding porque

Zona de Confort Zero

Cansado del vaivén de hordas de gente colmando bares y discotecas se retiró meditabundo a celebrar introvertido el fin de año en el campo. Con más de una cuestión que quería despejar de su mente se decidió por un pequeño pueblo montañés. El menos acontecido de mis amigos -pensaba yo- hasta que un día a mediados de enero me llamó a contar avergonzado esta anécdota. Mientras me la contaba iba subiendo en el escalafón de historias que alguna vez fueron inmortalizadas en este blog. Esta anécdota superaba sin ningún esfuerzo la vez que fui rescatado en ambulancia de nieve en las Montañas Rocosas, aplastaba como a una hormiga cuando hice vomitar a una pequeña niña con el putrefacto aire que emanaron mis entrañas; y, a mi criterio empataba con la vez que etílico el taxista entregaba rendido las llaves para que conduzca alguien más en media Vía Interoceánica. Mientras leen, no traten de ponerle cara al personaje, disfruten de esta gran aventura. Habiendo leído los mejores

Primera Cita

Por mucho que haya querido jugarla con calma; parar el balón, detenerme, alzar a ver y habilitar para gol. Mi inconsciente no me deja contenerme, no deja que mi cerebro gane esta batalla. Con ese flow, ese supercoolismo que me caracteriza, estaba yo jugándome todo. Tenia la primera cita de cajón, cine con canguil; infalible. Se habla lo justo, se hacen comentarios de la película y se deja en la casa a horas de gente. Comenzó la función. Todo iba bien.  Error fue escoger la película del momento que conmovía a quién la veía. Y no les voy a mentir, se me aguan los ojos en esas películas. Era uno de los puntos que había detonado varios mensajes de WhatsApp. Pero no contaba con que mi cerebro pierda con tal goleada la compostura.  Y no.. no es que me descompuse en lágrimas, no no va por ahí la cosa. Ella también estaba esperando desahogar un poco las ganas de llorar, disfrutar de la película con los cinco sentidos y dejarse llevar, a la final es parte de la experiencia del