Cansado del vaivén
de hordas de gente colmando bares y discotecas se retiró meditabundo a celebrar
introvertido el fin de año en el campo. Con más de una cuestión que quería
despejar de su mente se decidió por un pequeño pueblo montañés. El menos
acontecido de mis amigos -pensaba yo- hasta que un día a mediados de enero me
llamó a contar avergonzado esta anécdota. Mientras me la contaba iba subiendo
en el escalafón de historias que alguna vez fueron inmortalizadas en este blog.
Esta anécdota superaba sin ningún esfuerzo la vez que fui rescatado en ambulancia
de nieve en las Montañas Rocosas, aplastaba como a una hormiga cuando hice
vomitar a una pequeña niña con el putrefacto aire que emanaron mis entrañas; y,
a mi criterio empataba con la vez que etílico el taxista entregaba rendido las
llaves para que conduzca alguien más en media Vía Interoceánica. Mientras leen,
no traten de ponerle cara al personaje, disfruten de esta gran aventura.
Habiendo leído los
mejores reviews de hostals chik nuestro
héroe al más puro estilo de Alexander Von Humbolt preparó su zamarro de
mochilero, sus zapatos de treking, su repelente porque no somos ningunos desadaptados,
su bloqueador FPS50 porque hay que tomar color y se embarcó con destino
incierto; pero con la certidumbre que algo tendría para contar de su retiro
reflexivo. Atravesando las montañas con los audífonos tocando algún tema
sabinezco iba viendo por la ventana y deshuesando algún libro de los que habitúa
tener en el velador.
Cuando llegó al Hostal Chik se amigó con el dependiente
para que este le sugiriera rutas y senderos adecuados. Se ambientó con la
fogata, la chimenea y alguno que otro compañero eco-turista y sin más que una
cerveza se retiro a su alcoba compartida para descansar. El 31 temprano se
levantó para ganarle al día. Con las instrucciones recibidas del día anterior
puso un pie delante del otro y empezó a caminar, a ascender, a transitar las
sinuosas rutas. Sinuosas no tanto, es más un poco “fáciles” para un ecuatoriano
experimentado -Un reto necesito- pensaba mientras rebasaba por la ruta de
estaquitas moradas a sus colegas. Al coronar, con sed de reto, con sed de
gloria, con sed de agua también; en busca de saciar su sed una vez más lubricó
sus talentos sociales y se amigó con colegas aventureros quienes le sugirieron
una nueva ruta. Una forma de volver para no volver por donde vinimos (como se
diría), y sin más que su soledad y su celular con la pila bien cargada arremetió
a lo desconocido y empezó a descender por un sendero distinto del que habría
usado para ascender.
Logrando su
objetivo andaba hinchando sus pulmones con aire que refrescaba más que sus
pulmones. Bajaba por grandes piedras. Resbalaba partes de esta nueva ruta y se
levantaba con vistas que no habría visualizado anteriormente. Pasaban las horas
y seguía bajando, reflexionando y bajando, saltando rocas y bajando. Rocas que
iban creciendo en tamaño resultaban en saltos cada vez más grandes, más
peligrosos. Pasaban las horas, pasaban y por mas saltos que daba, caídas que
soportaba su destino no visualizaba. Pasaban las horas, si señor y con el
tiempo cabritas carnívoras lo acompañaban. Poco a poco fue germinando una leve
sospecha de estar irrevocablemente perdido; irrevocable porque gracias al
tamaño de las gigantes piedras que habría saltado, era imposible volver a algún
punto de referencia, y no bastó mas de un minuto para que su intuición afirmara
que no solo estaba perdido, sino que también estaba acorralado y sin más
opciones que aceptar la derrota tomó su celular para llamar al amable
dependiente del Hostal Chik para que
con su hospitalidad lo rescatara.
-Por la ostia, no
solo estas extraviado, es imposible que cruces hasta acá sin una brigada de
auxilio- Dijo el dependiente al recibir mediante whatsapp la ubicación de
nuestro intrépido Bartolomé Días. El dependiente amablemente entregó la
información de contacto a los Bomberos para que procedan debidamente
autorizados por nuestro aventurero a realizar las labores de rescate.
A los pocos minutos
sonó el teléfono de nuestro intrépido amigo quien, lleno
de esperanza contestó -Va en camino una brigada de rescate- (pasa el tiempo)
vuelve a sonar el teléfono -No va en camino una brigada, estamos enviado al Alcón-
Al Alcón… carajo.
Al poco tiempo el
inconfundible sonido de cualquier película de Holywood retumba en los agobiados
oídos de nuestro temerario Thornberry, TACA TACA TACA TACA TACA acompañado de
un ventarrón que desconfiguró el rostro de quien que con los ojos entrecerrados
visualizaba un helicóptero de rescate postrándose sobre él.
Acrobáticos bomberos
descendían en rapel por los lados del helicóptero, todo muy rápido, todo muy
confuso para él. Lo subieron en el helicóptero y sin empezar a levantar vuelo
empezaron a aterrizar.
Si señor, un
rescate en helicóptero, más bien el más rápido hasta ahora. Mi Don habría
estado perdido tan cerca que ni le abrocharon el cinturón de seguridad. Imaginen
que van a la panadería más cercana a comprar pan y vuelven, el rescate duro menos
que eso. A ver… aguanten su respiración… el rescate duró menos que el tiempo
que pueden aguantar. Pero esperen porque nuestro David Livingstone al volver al
Hostal Chik fue interceptado por el
dependiente quien con el asombro más grande le preguntó -¿Fuiste rescatado en
el helicóptero?- a lo que sin mayor gesticulación nuestro Vasco de Gama
respondió -Si- y con mayor asombro el dependiente le pregunto -¿CUÁNTO TE COSTÓ?-
y con un poco de asombro nuestro Marco Polo dijo -nada ¿por?- a lo que recibió una
particular respuesta que lo dejó aliviado hasta el final de sus días que no le
hayan querido cobrar los caritativos rescatistas bomberos.
Resulta que un
rescate normal se tarifa a partir de los 12mangos, lo cual nos hace concluir
que fue tan absurdo el rescate que probablemente fue anotado en la bitácora
como Entrenamiento de Rutina, peor aún se atrevieron a pasar la factura por
reposición de gastos por la gasolina.
Si si si… tal vez
hay un poco de detalles que, éste su más inspirado autor ha agregado para crear
el misticismo que se merece esta anécdota, pero sin duda fue ese el año nuevo
que disfrutó uno de los más admirados personajes que transitan habitualmente
por mi vida y sin afán de burla les comparto para su entretenimiento y sin duda
para el mío.
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