Uno, uuuuno, uno... dosss, dos, dos. ssssuave, sssssuave, sssuave... !probando¡ ¿Se escucha?
Bueno, creanme que quiero, quiero y no me sale. Estoy con todas, pero todas las ganas de dejarles algo para leer esta tarde, pero me siento a escribir y no me sale.
Habitualmente apenas lanzo alguna que otra pendejada en el lienzo, por ahí nace un garabato de aquellos que tanto disfrutan. Hoy; nada. Seco. Como tomarse una aspirina sin sorbo de agua.
¿Tengo historias, anécdotas? naturalmente a mi no me dejan de pasar las cosas. Lo que me deja de pasar es distinguir cuáles son publicables y cuáles me las tengo que guardar. Ya me imagino ciertos personajes -publica todo Tata no jodas- pero guardemos la compostura !JA¡ no, como van a creer.
Eran las vísperas del día más esperado del año, tal vez de sus vidas. No creo que se les olvide esa fecha.
Bueno el punto no es ese, como les contaba. El domingo que pasó, yo, con todas las ganas de dominguear; almuerzo con la familia, paseito por el parque con un helado, cine y a la casita tipo con tiempo para hacer siesta antes de ir a dormir. Dominguear como campeón.
-¿Almorzamos?-
-Si dale...-
Almorzados.
-¿Damos una vuelta?-
-Si dale...-
Dados la vuelta.
-¿Vamos al cine?-
-Si dale...- *hasta ahora no se por qué me acolita pero ahi esta*
Idos al cine, peeeeeero en el cine, digamos que no todo salió de acuerdo al plan.
Empecé a sentir un leve dolor muscular, un agónico malestar general. Cualquier elemento que se ponía en contacto con mi piel, incluso la butaca ocasionaba en mí un dolor, una fatiga de esas que ponen de mal genio.
Ahhh pero aquí es donde la cosa se pone interesante
-¿Estás cómodo?-
Yo con lágrimas en los ojos -si si, claro ¿tu?- (...) todo esto mientras me rascaban cariñosamente y yo tratando de esconder el dolor que me causaban las caricias que dulcemente recorrían mi brazo. No era trabajo fácil. El crescendo del malestar me hacía sospechar que se avecinaba una fiebre. Algún virus, pensaba, incluso ese ingenuo -debo estar cansado-.
En casa, sube la temperatura, sube la temperatura, sube la... mala noche, la cabeza que explota y finalmente inconforme con la vida, al hospital.
Ojo, a vísperas de los festejos onomásticos; me encontré arrastrándome fatigosamente por los pasillos del hospital. Sueros, pastillas, antibióticos, exámenes, pinchazos, diagnóstico, marco infeccioso. Mucho léxico médico para mi.
El alta.
Contenido, controlado. Tómese tres veces al día 7 días. Ah y cierto no puede mezclar las pastillas con bebidas al...có...ho...li...cas.
(...)
Tristes vueltas que da la vida. Llegar a cumplir treintaños y no poderse bajar las pastillas con cerveza.
!A la mierda les digo, a la mierda¡ La infección en la garganta, el hinchazón evidencian lo sexy que me sigo poniendo a tientas de cumplir treintaños.
Comentarios