Llegábamos a la estación de tren a la tarde, hambrientos, sedientos (no puedo decir insolados porque nos llovió en la playa) pero entusiasmados de conocer, saborear y todo lo que ser turista conlleva. Habíamos vuelto a la Spezia, pueblo satélite de Cinque Terre, y ojo, no digo esto para que digan -vele vele vele que viajado- sino para que contextualicen lo que les voy a contar.
Como les dije llegábamos de la playa y nuestro hospedaje por un error de cálculo -¿error? no, digamos, negligencia de cálculo- quedaba a cuarenta minutos en un bus microscópico en dirección opuesta al mar. Este "error" me llevó a sugerir a mi colega de viaje que vayamos al supermercado para llevar alimento y bebida y no tener que volver a comer algo por el centro en esos microscópicos buses.
Ninguno de los dos habla italiano por lo que la comunicación con los lugareños se volvía una barrera, e ignorando donde quedaba un supermercado se me ocurre
-Entra tu a esa tienda, yo a la de al lado y pregunta donde queda el Supermercado, no dirás Supermaxi que no te van a entender, y cruzamos la inteligencia-
Entré a la tienda, me supieron mostrar en el mapa del celular y salí con información valiosa y adecuada.
Al ver que mi compañero de viaje no asomaba, lo fui a buscar, y la verdad no fue mucha sorpresa entrar y encontrarme con este ecuatoriano flacuchento mal peinado, barbudo con la mochila ensillada con dos cervezas vacias a los lados, discutiendo a gritos con la persona que atendía. Ella no hablaba italiano tampoco pues era asiática y él le gritaba
-¡PERO DÓNDE! AL FINAL DE ALLÁ O AL FINAL DE ALLÁ-
Se da la vuelta al verme entrar y me dice -ve Tata, vamos nomas esta no tiene idea de nada-
Yo totalmente perplejo le digo -¿qué le preguntaste?-
Se da la vuelta para intentar comunicarse una vez más con la señora y le dice
-¡¿DONDE... QUEDA... EL... SUPERMERCADO, COMIDA, ÑAM ÑAM COMIDA?!-
Y la señora en el mismo tono le dice -FINITO... FINITO... FINITO- (como diciendo ya cerraron o ya no existe alguno que había)
Y mi colega soberbio le dice sacando la cara -¿SI HIJITA PERO AL FINAL HACIA ALLÁ?- señalando a un lado de la calle -¿O AL FINAL HACIA ALLÁ?- señalando el otro lado de la calle.
Con la mano en la pena, le tome del brazo y le saqué del local mientras seguía vociferando en contra de la pobre señora y le supe explicar que le estaba diciendo que ya no existe.
Un fenómeno el personaje.
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