Alguna vez me enseñaron que cuando tienes un gas atravesado se le dice aire encajado. Creo que el término técnico sería obstrucción intestinal, algún lector médico hará el favor de aclarar.
En todo caso mi afán no es detenerme en los tecnicismos de los pedos. Sino de los tecnicismos de las relaciones y los pedos. Tal vez una de las preguntas más frecuentes por parte de los amigos cuando una pareja empieza a salir es ¿Y ya se tiran pedos? O tal vez solo sean los entrometidos, desagradables de mis amigos... O yo.
Es difícil porque hay parejas que llegan a casarse y aún les da vergüenza este natural fenómeno. No quieren que su pareja sepa que son humanos, puede ser, o son un poco menos toscos que yo. Digo yo, no porque sea de esos que le dice a su pareja -jálame el dedo- y al jalar suelta uno de aquellos sonoros conciertos de viento; sino porque este tema fue advertido al principio de la relación, en la etapa de conocerse -ve... No te asustes si algún rato me tiro un pedo, es porque estoy cómodo contigo-. Pero ojo... Hay pedos y hay pedos...porque podrá dar fe que cuando los encajados están rancios, tengo la desencia de apartarme (la mayoría de las veces), y una de las veces fue recién, viajando a la playa.
Habíamos estado en el carro ya algunas horas y por haber salido temprando desayunamos mal y viajar con hambre no es lo nuestro. Paramos en una de esas panaderías de pueblo de la costa, específicamente La Concordia... conocida por casi nada, y menos aún por sus no afamados panes de yuca (que era lo que buscabamos), en fin. Entré a la panaderia, ella esperaba en el carro, en la panadería pregunté por los panes de yuca, al recibir la negativa de la existencia o conocemiento de los panes de yuca me di la vuelta y al salir, solté uno de esos aires encajados de los que les hablaba... Pilas, lo solté dentro de la panadería mientras salía, me di la vuelta al carro abrí la puerta entre y un segundo despues escucho -brght bmmmm QUE ASCO- sonidos guturales, gestos de supervivencia gritos ahogados, su dedito inútilmente aplastaba el botón de bajar la ventana. Debo admitir que no exageraba, yo me detuve (obviamente antes de meter la llave en el contacto) para pensar que mierdas había comido porque eso no era un gas encajado era un espíritu maligno. Era un ambiente pesado, ella pataleaba por su vida y yo reflexionaba acerca de mis hábitos alimenticios.
Tal es así que una niña que estaba dentro de la panadería (coincidentemente) salió en brazos de la mamá y arrimada a mi carro se puso a vomitar. Obviamente me culparon de hecharme un pedo tan asqueroso que hice vomitar a la niña, y los reclamos acerca de mí falta de humanidad no han cesado hasta hoy.
Bajamos la ventanas y seguimos nuestro camino en unas carcajadas y reclamos poco comunes. Pero yo orgulloso, la verdad, porque los pedos son como los hijos. No hay que negarlos, y como no soy de aquellos cohibidos, no he cambiado de forma de pensar y me dejó expresar cada vez que necesito. Cuando acabes de comer un plato de habas y te sientas inflado, no te aguantes y ve... por Dios, tírate un pedido.
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