Los mayores me contaban no de épocas pasadas, sino de otras épocas. Donde los mandatarios eran diferentes. Contaban y yo oía, contaban que en los espectáculos públicos, cuando entraban los mandatarios la gente se ponía de pie para aplaudir, ovacionar a los mismos, no por miedo, sino por respeto y orgullo. Contaban y las anécdotas me parecían alucinantes, que cuando había riñas políticas no se insultaban de un lado a otro de las plazas ni de los canales de televisión, sino que con la pluma se combatía a la pluma, con acciones se desmentía los rumores. Contaban que la diplomacia era asunto de caballeros, y que se gobernaba y hacía política con corbata y el mejor de los trajes. En las aulas magistrales se dictan a los estudiantes las bases, las razones del derecho. Las revoluciones que cambiaron el mundo, los discursos y oradores que conmovían estadios, plazas. Nos enseñan que el derecho es para las sociedades y evoluciona con ellas. Que los gobiernos por utópica que sea la forma que t...