En mis tiempos de chasqui judicial, un día viví tal vez la más repugnante experiencia en una institución pública (o cualquier lado). No se confundan, me atendieron muy bien, obtuve mis resultados favorables en la tarea encomendada, no por nada me decían ""Mensaje a Garcia". Mi experiencia repugnante, y advierto, me vino a la memoria para iluminar nuevamente estas páginas, y si son asquientos... no lean más. Un joven apuesto pasante, punto en blanco -con los ternos heredados de todos los tíos- de esos ternos que los pantalones son 39 y el sastre hizo milagros para dejarlos en un esbelto 33 cuando yo era 30. De esos ternos que los hombros no se pueden meterme más y las mangas me llegaban casi a los codos. Las corbatas -trofeos de hippsters- que aún no existían, regaladas no... olvidadas en el fondo de los armarios con diseños de los ochentas tomadas por mi mamá diciendo -¡pero si está hermosa! Y va con todas tus camisas-, las camisas si eran mias pero de cuando tenía quin...
Me pica la lengua y me la rasco escribiendo...