Ahora que se ha puesto de moda hablar de Einstein, he podido, sin usar el método científico confirmar su teoría de la relatividad. Para explicarla él usaba siempre el mismo ejemplo: para quien está en la banca de un parque con una chicha bonita, el tiempo se acorta en relación a quien asiste a un aula magistral (tal vez y seguramente no es una cita textual) y éste complejísimo análisis tiene que ver con la luz y su velocidad y el espacio y el tiempo y la materia, todas estas cosas que, poco o nada tengo autoridad para analizar.
Pero puedo encontrar un paralelismo, sobre todo por lo de la chica bonita.
La chicha bonita con quien me sentaba la banca del parque (metafóricamente) se encuentra ausente por ahora, y yo me quedé digamos, en un aula magistral escuchando sermones de... más bien el tiempo está transcurriendo tan lento que creo que estoy en una flagelante sabatina o una clase de Derecho Constitucional que hasta por el título aburre a mis lectores. Veo el reloj con más frecuencia que un técnico ganando por la mínima diferencia una final. Enflaquezco y se me cae el pelo, no sé ni cuándo, porque el tiempo está detenido relativamente.
El tiempo, les digo no nos alcanza para compartir todas las cosas que uno quiere, aprovechen. Si están en esa banca metafórica con la chicha que les acelera el tiempo, tomen su mano y díganselo. Díganle -mierda haces que mi corazón lata tan rápido que un rayo de luz se encuentra estático y el tiempo se detiene, se pierde- o inventen su propia cursilada. Construyan ocasiones para estar en esa banca del parque, con ella. No dejen que les pase como a mi. Con más duermevelas que descanso y escribiendo meloserías en un blog que ha tenido tintes políticos, cómicos y ahora bien o mal, de otras cosas, con ganas de que se vuelva a dar ocasión para estar contigo en la banca del parque.
No crean que estoy como gil esperando despechado, no, al contrario uno se la pasa bien por aquí. Pero me la pasaría mejor si el tiempo pasaría más rápido, pero a tu lado.
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