Ojalá llegue a los ojos de Rafael Correa Delgado, actual presidente del Ecuador.
Hoy salí a las calles, al igual que miles de ecuatorianos a ejercer mi derecho constitucional de expresarme. Pero a diferencia de miles de ecuatorianos a medida que las cosas fueron avanzando, mejor dicho, escalando, me di el trabajo de ver -como se dice- los toros desde afuera.
Primero que nada y sobre todo, te perdono Rafael. Te perdono por sembrar sábado a sábado odio. Te perdono por abusar de un puesto democráticamente otorgado, con sus derechos y sus obligaciones. Te perdono por dividir al Ecuador y engular rencores y resentimientos. Te perdono por endeudar a mi generación más allá de la capacidad de pago de cualquier país y te perdono principalmente porque hoy, frente a mis ojos, ecuatorianos, amigos míos y conocidos de toda la vida empezaron a mostrar rezagos y destellos del mismo odio. Personas de mi afecto actuando con el mismo odio que repudiaban de cada sabatina.
Odio, Rafael, odio.
Yo no voy a ser parte del odio, principalmente porque tengo convicciones y creencias mayores. Pero además porque el odio lleva a la metamorfosis del carácter. Al deterioro del espíritu. A la desvanecencia de la tolerancia. Lleva a nuestra humanidad a lugares oscuros de los cuales salir es muy difícil. Sobre todo, a más odio.
Seguiré saliendo a las calles, no te quepa la menor duda. Pero por amor. A mi país, a la democracia, a la libertad y a las leyes que como abogado me apasionan y las llevo presentes cada día. Aplacando irás con palabras amables, aplacando odios con tolerancia y sobre todo, tratando de recuperar la paz que sólo los actos hechos con amor genera.
Amo este país y por el amor que le tengo, te perdono. Elijo seguir luchando por mi pais con amor y dejar que el odio sembrado se marchite en la vereda. Espero que mi mensaje se difunda y mañana al salir a la calle, los valientes ecuatorianos salgan por amor, y no devolviendo el odio que se ha sembrado.
Enviando un afectuoso saludo, esperando que puedas terminar tu mandato con sabiduría y amor.
Muy atentamente.
Bernardo Escudero Contag
Comentarios
Un abrazo,
Consuelo Vega
Debemos dejar de vernos como verdes, blancos, amarillos, pelucones, borregos, majaderos, limtaditos o cualquier otro adjetivo que nos hayamos podido inventar.
Es hora de vernos como Ecuatorianos, como hermanos.
Gracias por dar la pauta de cómo debemos actuar.
Te quiero mucho.
Fernando Escudero