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Alto al fuego

Bajen las armas, de palabras que escupen, de injurias volátiles, calumnias prepotentes enalteciendo a los que las disparan humillando indefensos a quien las recibe. Los de la oposición aullando cual perro hambriento, porque les han reducido el tamaño del hueso. Los que están en posición defendiéndose a gritos y decretos, cadenas, propaganda. Oposición que grita y grita, soberbia beligerante que no le gusta que le reduzcan el pedazo de pastel, y, posición terca que decreta a diestra y siniestra para seguírselos quitando, reduciendo. No para repartirlo socialmente, sino para rifarlo internamente.

Bajen las armas, de odio, autodefensa inmadura de gobernantes, cogobernantes y ex-gobernantes. Todos disparando de una trinchera a otra. Proyectiles que cruzan las sombras del ciudadano común que no encuentra bando para aliarse. Fantasma pueblo, a quien indiferentes defienden los revolucionarios, a quienes explotan los acomodados, que no recuerda días peores de agravios a millar surgir.

“Bajen las armas, que aquí solo hay niños comiendo”, bueno fuera. Aquí solo hay niños con hambre. Aquí solo hay intereses de sus gobernantes. Aquí solo hay patria de todos, gobernada por nadie. Bajen las armas de ideologías caducas, bajen las armas de políticas de estado, de soberanía, bajen las armas. Cuando llegará el día en que se vea caballerosidad, casta para gobernar y recibir insultos sin saltar del trono a devolver el golpe al ego. Alto al fuego piden los ciudadanos que no entienden las consultas, no entienden las preguntas. Alto al fuego pide el ciudadano que solo quiere trabajar y sobrellevar el día a día. Alto al fuego.

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