Era de noche y salían los tres de la discoteca enfiestados, o un poco más que eso. Se meten a un taxi. Resulta que el señor conductor, profesional, distinguido chofer, se encuentra en estado de embriaguez. Pero aquí no acaba la historia.
El mayor de los tres le dice con voz fuerte -a Cumbaya por favor- sin percatarse siquiera del estado en que se encuentra el taxista. Empiezan a bajar por la peligrosa carretera, el mayor le manda un mensaje al del medio diciendo SMS -oye ñaño, creo que el chofer esta borracho- cuando el del medio recibe este mensaje se da cuenta que la menor esta llorando del miedo y el taxista estaba dentro de un túnel, a centímetros de las paredes, a un paso y medio de la muerte.
En el peaje, el chofer pregunta más o menos así ¿alguien (hic) sabe mmmmanejar? entonces el mayor (que no es ningún Schumacher) afirma y se cambia de puesto con el conductor. El mayor va feliz manejando el taxi, más de la mitad del camino con el Sr. Taxista dormido tiernamente en el asiento del copiloto. Llegan lo más cerca del destino, a un McDonald`s y el mayor le dice al taxista
-¿cuanto le debo?-
el taxista dormido dice -jfdkashjkdsfahjk-
¿6 le parece bien?
el taxista dice -fdasjhdhklh-
-entonces 10-
y el taxista dice -jkldfnjdfhjkds-
Finalmente el mayor dice -bueno ya, entonces 6-
No le pagaron pues les pareció más adecuado comprarle una hamburguesa, esconder las llaves y dejarlo durmiendo en el taxi hasta la mañana siguiente.
Esta es una historia verdadera, lo he contado tal cual me lo contó el concristo del Hierro la noche del sábado. Espero les haya gustado y no se hayan orinado de la risa, pues yo casi lo hice.
Cuando me contaron esta historia, lo que más les había indignado fue que le tocó pagar el peaje...
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